Derecho a parar.
Parar para re-conectar de nuevo.
A veces cerebro y cuerpo se desconectan. Es como si no funcionaran los mandos del coche que pilotamos, o como si estuviéramos en caída libre y el paracaídas no sé abriera.
Nos cuesta hacer cosas que antes nos resultaban fáciles.
Disminuye nuestro rendimiento.
Nos sentimos bloqueados.
Hemos aprendido a esforzarnos.
Esforzarnos se nos da bien. Entonces nos esforzamos aún más y más pensando que así lo solucionaremos.
Pero, seguimos en caída libre.
Necesitamos parar.
Aprender a parar y saber que está bien.
Parar no es un fracaso.
Dar un paso atrás puede ser un descansito, recomponer nos, observarnos, coger fuerza y decidir.
Parar puede ser renunciar y también está bien.
Echarnos a un lado es nuestro derecho.
Descansar es un acto de autocuidado, de respeto y amor a nosotros mismos.
Cuando paramos, ayudamos a re-conectar cuerpo y mente. Volver a encontrarnos a nosotros mismos, nuestros motivos, nuestro propósito íntimo y nuestros objetivos.
Y tenemos derecho a volver.
Se puede volver y volver con más fuerza.
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