De grafitis y pensamientos

He sacado un fotograma de mi cabeza y es un inabarcable grafiti. No lo había visitado nunca, ni sabía que estaba ahí.

Hoy se me ocurrió adentrarme cual paparazzi, a robar un instante de lo que allí ocurría.

Me ha sobrecogido este campo de batalla de dimensiones tan grandes en un espacio tan pequeño, esta extensión de pintura densa superponiéndose por las paredes de mi mente.

No es que tuviera una idea prefijada de lo que me iba a encontrar allí… ¡qué sé yo! Vamos al ritmo que vamos en el día a día, que no se nos ocurre mirar lo que nos está pasando por la cabeza…

No me esperaba yo esta recreación de muro de Berlín saturado de consignas agrietadas, pared medio derruida salpicada de gritos de barrio marginal en horas nocturnas. Grafiti resquebrajado, rayado de cristal y marcas de ácido. Metal de vagones que asalto desde la oscuridad de mi escondite en estrechos túneles, para cubrir con rapidez y sin permiso de colores brillantes, frases y dibujos de pintura plateada y un tag… el mío, mi firma de escritora en cada una de las piezas.

Hoy me he descubierto artista urbana, sin saberlo, en el mural de mi mente, una auténtica killer, bombardeándome de símbolos puntiagudos, y letras pompa, gordas, exultantes, algunas perfiladas, ahora en blanco y negro, ahora coloreadas, otras afiladas, cortantes, excesivas, intrusas y abusivas. Estridentes en la lucha por el espacio. Lanzadas, vomitadas desde aerosoles que vacío con impulsos sin control, para agolparse y competir entre ellas.

Sin piedad.

Así son a veces nuestros pensamientos, así sentimos a veces el ir y venir de nuestra mente. Sin piedad.

Siéntate en el mirador de tu cabeza, a ver pasar tus trenes, contemplar tu pared y tus pensamientos, darte cuenta qué es lo que estás dibujando en el lienzo de tu mente.

¿Cómo es tu grafiti?

Generamos nuestros pensamientos, pintamos nuestra pieza de arte, creamos el artista que vamos a ser.

Elige lo que quieres pensar, elige lo que quieres crear, elige quién quieres ser.

Si vamos a ser grafiteros mentales… al menos hagamos un Bansky.

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