Lo que más he visto estas semanas es mucha ilusión por volver a los entrenamientos, los más jóvenes tenían ganas estrenar equipación, ponerse a correr, encontrarse con compañeros y entrenadores y tener nuevas oportunidades. Lo del regreso a las aulas ha sido otra historia, aquí gana por goleada el fastidio de las clases, las horas en la silla y los libros; aunque también hay excepciones. En cualquier caso, hemos pasado días de inquietud, nervios, preparativos, emoción… y ya estamos aquí. Nueva etapa.
¿A qué se enfrentan los más pequeños?
Deseosos de reencontrarse con sus compañeros y a la vez… ¡tantos nervios! Para ellos el verano se mide en una dimensión diferente a la de los mayores, se alarga, y pasan tantas cosas… Así que ahora, surgen inquietudes o vuelven algunas que habían quedado olvidadas en la relajación de las vacaciones y los chapuzones en la piscina: ¿jugaré bien?, ¿les gustaré a los entrenadores?, ¿seguirán estando mis amigos?, ¿me aceptarán los compañeros del equipo?, ¿querrán ser mis amigos?, ¿podré competir?, ¿saldré de titular?, ¿lo haré bien?, ¿y si fallo?...
En resumen:
- Muchas emociones, todas mezcladas y revueltas, intensas… vamos, ¡un lío!
- Exigencias académicas y deportivas, rendimiento, rutina exigente, horarios apretados.
- Expectativas… muchas expectativas: las suyas propias, las de los padres, las de los compañeros, las de los entrenadores, las de los profesores, las de los amigos…
- Presión… mucha presión, porque... ¡oye!, también es normal que uno quiera cumplir con todas las expectativas, y tener contento a todos y gustar... Y esto es lo que nos trae de cabeza tantas veces.
- Evaluación constante: si no teníamos bastante con los exámenes, el expediente académico y las notas de corte, damos la bienvenida a… ¡las evaluaciones deportivas! porque en aquello que nos gusta, también nos miden: baremos de rendimiento, valoraciones mensuales, trimestrales, los ojeadores, la selección para campeonatos, salir o no de titular, jugar o no en el primer equipo... vamos, un examen continuo.
- Envidias… ¡cuidado con la envidia! Cuando destacamos y somos buenos en algo, atraemos las miradas y es fácil que también se puedan despertar envidias que se manifiesten en rechazo, malas palabras y a veces hasta insultos.
Todos estos factores, lejos de motivar, pueden dificultar el rendimiento y convertir el deporte que les gusta, en un entorno de estrés que mine su confianza y su bienestar general.
¿Cómo ayudar a los más jóvenes?
Aquí, yo te puedo echar una mano, porque la psicología deportiva está para eso, para poner todos los conocimientos de la psicología a favor de que los deportistas puedan continuar disfrutando del deporte y rindiendo de forma óptima.
¿Cómo lo hacemos?
Pues cosas de psicólogos, ya sabes. La clave es proporcionarles un espacio seguro en el que puedan experimentar esa seguridad, y expresarse en todo aquello que necesitan. Y, además de eso, enseñarles cositas para:
- Manejar la presión, (nosotros a ella… y no al revés).
- Enfocar la atención, (sí, eso que hoy en día nos cuesta tanto porque nos han dicho que podemos estar en mil cosas a la vez).
- Diferenciar entre lo que puedes controlar y lo que no, (sí, hay cosas que por más que te empeñes, no se pueden controlar, y la lista es interminable pero lo bonito es descubrir todas aquellas que sí dependen de nosotros).
- Centrarse en lo que depende de uno, (esto es lo de tomar responsabilidad, que tanto nos cuesta a veces).
- Aceptar el miedo, sostener el miedo, hablar con el miedo, hacerse amigo del miedo, (las psicólogas no quitamos el miedo, queremos que nuestros pacientes y clientes sigan con vida).
- Saber cómo me siento y por qué me siento como me siento, (¡esta es tan difícil como suena! pero da unos resultados increíbles).
- Confiar. (Aviso: la confianza no se vende al peso… es un trabajón pero sirve mucho para no hacerte pequeñito en mitad de un partido).
- Mantener la motivación, (esta tampoco se vende al peso, ni va de serie, ni te la encuentras de camino al entrenamiento, pero hay trucos).
Tanto si eres padre, madre, entrenador/a, o tienes un amigo/a deportista, puedes ayudar, formas parte de equipo.
Cosas que puedes hacer (parecen fáciles… ya me cuentas):
- Aceptar incondicionalmente.
- Valorar el esfuerzo.
- Acompañar.
- Relativizar.
- Hablar de forma amable.
- Hacerte cargo de tus expectativas.
- Estar a su lado.
- Respirar con calma.
- Escuchar, escuchar y escuchar.
El momento de empezar con el pie derecho
Este es un buen momento para que los más pequeños y jóvenes cuenten con las herramientas necesarias desde el primer día de la temporada. Poder construir una base sólida que les permita gestionar las distintas variables de forma efectiva, lo que les facilitará aprender de las experiencias, seguir disfrutando de su deporte favorito, conseguir un desempeño óptimo y bienestar emocional.
¡Estamos para ayudarte!
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