De las fuentes de energía y otros recursos inagotables

Hoy era un día de recuperar.

Otros son para gastar y vaciar pero éste era sin lugar a dudas, un día para recargar energía.

En la evolución del ser humano, desde el descubrimiento del fuego, no hemos dejado de descubrir nuevas formas de energía, desde la fuerza de los animales, hasta la nuclear, nos valemos del agua, el viento y el sol… Sin embargo, ninguna podrá igualar la capacidad del ser humano para generar nuestra propia energía interna desde las más diversas fuentes.

Hoy he amanecido con besos de sábado y rumor de vacaciones, y aún no había salido el sol. La humedad de la mañana se ha mezclado con el borboteo del café impregnando el hogar y el aroma de pan tostado. No eran las 7 de la mañana y mi pila personal ya chisporroteaba expectante.

A primera hora de la mañana en la sierra, olía a pino y a tierra mojada mientras me recargaba con el regalo de un momento infinito.

Un momento infinito es aquel en el que el tiempo se detiene y tú lo vives ahí, con todo tu ser, con tus sentidos, los cinco, más el sexto, y el alma… con todo, porque no querrías estar en ningún otro lugar.

Mi momento infinito de las 8 de la mañana, ha sido abrazarme a una amiga a la que no veía desde hacía meses. Tocar a una persona que quieres, abrazarla, sentirla y sentirte y quedarte ahí porque es el único instante que existe e importa, es una fuente de energía inagotable, renovable, ecológica, barata y sostenible, para el cuerpo, la mente, el corazón y el espíritu… Así que a las 8 de la mañana de este día de renovar, mi pila saltaba y lucía resplandeciente.

Las horas de la mañana han transcurrido caminando por la montaña, descubriendo piedras y despertando los sentidos con un paisaje que es distinto cada vez, sintiendo el sol de julio y celebrando alguna brizna de aire y las sombras de los árboles. La activación física, el sudor del esfuerzo, el contacto con la naturaleza y todos sus estímulos, se presentan como otro suministro imprescindible para recargar.

Algunas conversaciones distendidas con otros caminantes, acariciar un perro, disfrutar de la vista del mar desde los altos, pasar los dedos por el romero que bordea el camino, alguna foto, reír anécdotas. Y una parada aquí y allá, y otra en la sombra para compartir almuerzo mientras te pones al día de los sentires de unos y otros, de los últimos acontecimientos, los planes, las ilusiones y el más que potente recurso energético de visualizar sueños. Porque en los días que son para renovarse, las cosas se hacen, aparecen, transcurren y se van, sin prisas.

Los recursos de las personas son ilimitados.

Observa los días que son para recargar y sal a la búsqueda y descubrimiento de tus fuentes de energía, cuídalas y déjate renovar.

Mañana creo que será un día para iluminar.