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Navidad y TCA. Celebrar también es posible si tengo un trastorno alimentario

Navidad y TCA. Celebrar también es posible si tengo un trastorno alimentario

Raquel González
17/12/24
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Celebrar la Navidad también es posible si tengo un trastorno alimentario.

La Navidad… esa época del año que nos dicen de luces, felicidad, paz, amor y muchas celebraciones. Celebraciones que por diversos motivos, pueden volverse una obligación y resultar difíciles de transitar.

Las personas que tienen una mala relación con la comida, o con su imagen corporal pueden percibir estas fechas como una amenaza que aumente su ansiedad.

Es sin duda un reto, cuando nuestro modo de celebrar, gira en torno a una mesa: comidas y cenas familiares interminables, y muchas veces comentarios sobre los alimentos y sobre nuestro aspecto físico.

 

"Te ves más saludable"

"¿Has perdido peso?"

"¿No vas a probar esto?"

“No me hagas un feo y come un poco más”

"Ya has comido suficiente"

"¿Seguro que vas a comer eso?"

“No deberías comer más”

"¡Qué bien te ves, has adelgazado!"

“Estás mejor así, más gordita”

 

¿Te suena? Todo ello puede generar mayor ansiedad y malestar, intensificar la sensación de pérdida de control y sentimientos de culpa y baja autoestima.

Tanto si estás en esta situación como si tienes a alguien cercano pasando por ello, puedes recordar algunas cosas para afrontar estos días de una forma más amable para tod@s.

 

Cositas que quizá puedas probar estas navidades, y te ayuden, si tienes dificultades en tu relación con la comida o con tu imagen corporal:

Reducir la incertidumbre.

Organiza tus comidas de manera realista, teniendo en cuenta las celebraciones. Esto ayuda a reducirla incertidumbre que es una causa de ansiedad.

Quizá puedas participar en la planificación de la comida o colaborar en la organización llevando un plato con el que te sientas cómodo/a.

Planificar no significa restringir.

Permítete disfrutar sin culpa.

Recuerda que no hay alimentos"buenos" o "malos".

La comida es parte dela celebración y tú también puedes disfrutar de ella.

Disfrutar de la comida y lo que comas, no define tu valor como persona.

Practica el autocuidado hablándote con amabilidad.

Puede ayudarte buscar un equilibrio que te permita disfrutar sin sentirte fuera de control.

 

Identifica tus disparadores.

Si sabes que ciertas situaciones o comentarios pueden activarte, anticípate con estrategias para afrontarlos.

                Prepara una lista de afirmaciones positivas que puedas repetirte.

                Practica alguna técnica de relajación, o respiraciones profundas.

                Puedes buscar un espacio seguro, en el que retirarte un momento, si lo necesitas.

 

Reconoce y gestiona tus emociones.

Puedes sentirte abrumado/a y es normal. Cuando sientas crecer tu malestar, puedes parar un momento para tratar de identificar tu emoción y de dónde proviene.

Quizá te ayude buscar apoyo y hablar con alguien en quien confíes, sobre cómo te sientes y qué necesitas.

También puedes escribir las emociones que estás teniendo en un papel.

Compartir o expresar de esta forma lo que estás sintiendo puede aligerar el peso emocional y hacerlo más llevadero.

 

Sigue tus rutinas lo mejor que puedas.

Fuera de las celebraciones, puede ayudarte a sentirte en equilibrio el mantener tus rutinas y dedicar tiempo a las actividades que te gustan.

 

Sé amable contigo.

Habrá días más difíciles que otros, y eso está bien.

Acepta tus emociones como parte del proceso.

Puedes ver estas emociones sin juzgarte ni caer en la autocrítica.

Recuerda que cada pequeño paso es un logro.

 

Establece límites claros.

Puedes responder deforma asertiva ante comentarios o situaciones que te resulten incómodas.

 

Recuerda tus avances.

Este es un momento difícil y no define tu recuperación. Puedes reconocer su dificultad, recordar tus avances y celebrar cada uno de tus logros.

 

¿Qué podemos hacer si acompañamos a una persona con dificultades?

Evita comentarios sobre el peso o la apariencia.

Aunque sean bienintencionados, frases como "Te ves más saludable" o "¿Has perdido peso?" pueden ser perjudiciales.

 

No presiones para comer o para no comer.

Lo importante es respetar los límites de la persona.

Frases como "¿Novas a probar esto?" o "Ya has comido suficiente"pueden generar ansiedad.

 

Fomenta un ambiente relajado.

Asegúrate de que la conversación sea positiva y no gire en torno a dietas, calorías, hábitos alimenticios o cuestiones estéticas.

¡Podemos hablar de otras cosas!

 

Ofrece apoyo emocional, no soluciones.

Si notas que la persona se siente incómoda, acércate con empatía y pregúntale cómo puedes ayudarla.

Escucha sin juzgar.

Preguntas como "¿Cómo puedo ayudarte?" pueden abrir un espacio para que la persona exprese sus necesidades.

 

Busca formas de celebración más allá de la comida.

Trata de que las reuniones giren en torno a la conexión y no exclusivamente a la comida.

Podemos disfrutar juntos de otras formas, con juegos, música, charlas agradables u otras actividades.

 

Sé paciente, sin juzgar.

Es importante entender que cada persona tiene su propio ritmo de recuperación.

La recuperación no es lineal.

Respeta sus tiempos y necesidades.

Acompaña y escucha desde la paciencia.

Agradece los esfuerzos que haga la persona, aunque parezcan pequeños.

 

Infórmate sobre el TCA.

Comprender mejor el trastorno y sus desafíos te permitirá apoyar de manera más efectiva.

Mostrar interés y sensibilidad puede marcar una gran diferencia.

 

La Navidad puede ser un desafío, pero no tiene por qué ser una prueba insuperable. Es una oportunidad también para reforzar vínculos y cuidarnos.
Recuerda que ni la comida ni el cuerpo nos definen. No dejes que estos días el foco se centre únicamente ahí. Con apoyo, comprensión y estrategias adecuadas, es posible disfrutar de estos días con mayor serenidad.

 

Si te sientes desbordado/a y la situación es difícil de manejar, no dudes en pedir ayuda profesional.

Raquel González
Psicóloga y deportista especializada en psicología del deporte.
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